El valor nutritivo de los mariscos se debe a que son una fuente rica en proteínas de alto valor biológico, minerales como el calcio, magnesio, fósforo, zinc, hierro y yodo, y vitaminas B1 y B2.
Algunos ejemplos son:
Los mariscos contienen colesterol, por lo que su consumo debe ser moderado.
(Dávalos et al., 2005; Martínez y Pedrón, 2016; Secretaría de agroindustria, 2016).
Los pescados y mariscos pueden generar reacciones alérgicas en algunas personas, estas suelen manifestarse entre los 30 a 60 minutos después de su ingestión.
Algunos síntomas son: comezón, ronchas, hinchazón localizada, náuseas, vómito, diarrea y dolor abdominal, además de estornudos y asma.
(Fundación Vasca para la Seguridad alimentaria, s.f.).
Los pescados y mariscos también pueden causar reacciones adversas que se producen por la presencia de toxinas, bacterias, parásitos y virus.
Por ello, es importante comprar pescados y mariscos frescos, refrigerarlos adecuadamente, evitar comerlos crudos y revisar la fecha de caducidad.
(Dávalos et al., 2005).