Las grasas saturadas se encuentran principalmente en alimentos de origen animal, así como en las comidas fritas y envasadas. Estas grasas aumentan los niveles de colesterol LDL (“malo”) y con ello el riesgo de padecer enfermedades del corazón.
(Centro para el Control y Prevención de Enfermedades [CDC], s.f.).
Las grasas saturadas son añadidas para alargar la vida útil de los productos, proporcionar textura y dar mayor intensidad al sabor.
Los octógonos serán usados en productos que contengan 6 g en 100 g de productos sólidos y 3 g en 100 ml de bebidas.
(Clínica Good Hope Miraflores, 2019; Dirección general de personal et al., s.f.).
Otras formas en las que las grasas saturadas pueden aparecer en las etiquetas son:
INGREDIENTES: azúcar, aceite de palma, avellanas (13%), cacao desgrasado (7,4%), leche desnatada en polvo (6.6%), suero lácteo en polvo, emulgentes: lecitinas (soja), vainilla.
(Dirección general de personal et al., s.f.).