La discapacidad con frecuencia se asocia con poca actividad física, ya que por miedo o por desconocimiento pueden convertir a las personas discapacitadas en personas inactivas.
(Alvarez-Pitti et al., 2020).
La discapacidad no justifica la falta de actividad física. La inactividad empeora la condición de las personas con discapacidad pues genera un aumento de peso, elevación de la presión arterial y riesgo de presentar diabetes.
Las personas con discapacidades deben recibir recomendaciones para realizar el deporte o tipo de actividad física que mejor se adapte a sus características individuales.
(Alvarez-Pitti et al., 2020).
La actividad física tiene efectos benéficos en la salud de las personas con discapacidad, ya que mejora el equilibrio, la fuerza muscular, la resistencia aeróbica, el peso corporal, la masa muscular y la salud ósea.
(Alvarez-Pitti et al., 2020).
Se sugiere:
(Organización Mundial de la Salud [OMS], 2020).