La deshidratación se define como el estado clínico que se produce después de una pérdida de líquidos y electrolitos en el cuerpo humano.
La palabra deshidratación proviene del latín, “des” que significa negación de una acción o palabra, y de la palabra griega “hydor-hýdatos” que significa agua. Lo cual significa que la deshidratación es el estado de la no existencia del agua, en este caso, en el cuerpo humano.
(Botas et al., 2011; Bustamante y Magne, 2013).
La deshidratación puede ocurrirle a cualquier persona, sin embargo, las personas que presentan mayor riesgo son:
(Crosta, 2020).
3. Personas con enfermedades crónicas, como diabetes, enfermedad renal, fibrosis quística, alcoholismo y trastornos de las glándulas suprarrenales.
4. Bebés, niñas y niños, comúnmente debido a diarrea y vómitos.
(Crosta, 2020).
5. Personas que no consumen agua por olvido, descuido o por no percibir la señal de sed; como es el caso de los adultos mayores, niñas y niños.
(Bustamante y Magne, 2013).