Los ácidos grasos trans son aquellos que se originan mediante procesos de hidrogenación de aceites vegetales bajo condiciones de presión y temperatura. En estos procesos, se adiciona gas hidrógeno en presencia de un metal catalizador que en este caso es el níquel.
En el proceso de hidrogenación, los dobles enlaces pueden ser hidrogenados y transformados en enlaces simples, es decir, los ácidos grasos insaturados se convierten en saturados.
(Ballesteros-Vásquez et al., 2012).
La industria alimentaria utiliza el proceso de hidrogenación de los aceites con el objetivo de elaborar alimentos con mayor estabilidad oxidativa y mejorar sus características organolépticas, es decir, su sabor, textura y apariencia, además de alargar su vida útil y disminuir los costos de producción.
(Palla y Carrín, 2014).
El consumo elevado de alimentos ricos en grasas trans, incrementa los niveles de colesterol malo (LDL) y triglicéridos en la sangre y reduce los efectos del colesterol bueno (HDL). Además, se asocia con la aparición de enfermedades cardiovasculares, cáncer de mama y colon, alteraciones del sistema nervioso y de la visión, diabetes y obesidad, lo que incrementa el riesgo de mortalidad.
(Palla y Carrín, 2014).
(Cabezas-Zábala et al., 2016).