Una alimentación poco saludable se asocia a un patrón irregular del sueño.
Un estilo de vida saludable favorece el sueño y el descanso.
Se debe evitar comidas ricas en grasa al final del día pues estas son más difíciles de digerir.
Se debe evitar acostarse inmediatamente después de cenar, ya que se asocian a una duración del sueño más corta.
(Continente, 2017).
La ingesta de estos alimentos podría ser favorable para conciliar mejor el sueño:
(Ortega y Jiménez, s.f.).