Los lípidos, también llamados grasas, aportan al cuerpo una gran cantidad de energía que es necesaria para llevar a cabo diferentes funciones biológicas, además de ser componentes principales de la membrana de todas las células del cuerpo.
(Carbajal, 2019).
Constituyen al tejido adiposo, donde también sirven como aislante térmico de los tejidos subcutáneos y de ciertos órganos.
Las grasas se almacenan en el cuerpo principalmente en forma de triglicéridos.
También, su almacenamiento sirve como energía para otros tejidos.
(Carbajal, 2019).
Las células encargadas de almacenar los lípidos en el cuerpo se llaman “adipocitos”.
(Carbajal, 2019).
Las grasas se pueden encontrar en alimentos de origen animal como la carne y la leche, y también en fuentes vegetales como el aceite de oliva y el aguacate.
Incluir en la alimentación fuentes de grasa vegetal es muy importante, ya que aportan ácidos grasos omega-3 y omega-6 que ayudan al óptimo funcionamiento del cerebro.
(Carrillo et al., 2011).