Proviene de un producto del campo, al que se le añaden sustancias químicas que potencializan su sabor y/o consistencia para poder conservarse por más tiempo.
Probablemente incrementa su densidad energética por el contenido añadido de grasas y azúcares.
(González-Castell, 2007).
Alimentos sin procesar o mínimamente procesados.
Alimentos nada o muy poco transformados.
Ingredientes culinarios procesados.
Son aquellos que se utilizan para cocinar o sazonar.
Alimentos procesados.
Pueden ser sardinas en aceite, quesos curados o verduras enlatadas.
Alimentos ultraprocesados.
Se fabrican a partir de procesamientos industriales, contienen aditivos como edulcorantes, saborizantes y texturizantes.
(Instituto Nacional de Salud Pública [INSP], 2020).
Menor al 10% del total de energía proveniente de azúcares libres para mantener una dieta saludable.
Un consumo máximo de 25 g o 6 cucharaditas al día.
2 g/día a 5 g/día de sal, máximo una cucharadita.
La ingesta de grasas saturadas debe ser <10% del total de la energía.
Las grasas trans se deben limitar su consumo a menos del 1%.
(Diario Oficial de la Federación [DOF], 2020).
Principalmente se encuentran en la “comida chatarra, comida rápida, o alimentos dulces como helados, galletas y golosinas”, ya que poseen un alto contenido de azúcar, sodio y grasa. Su consumo habitual conduce a:
(González-Castell, 2007).
El consumo de alimentos de alta densidad energética puede ocasionar deficiencias nutrimentales, además carecen de:
¡El alto consumo de nutrimentos críticos, compromete al organismo y tu sistema inmunológico!
(González-Castell, 2007).